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6. Visitando Kesennuma y Ofunato
En la reunión de los responsables del Festival Tanabata conocimos a algunos de los miembros de este equipo: Yoshikatsu Sasaki, Mikiko Nakamura, Oikawa-san (era tesorero de Kawaramachi Town), Yuko Kikuchi y Kunichi Kikuchi. También conocimos a Akihito Kasuga (estudiante voluntario de una Universidad de Osaka) y a Shoma Okamoto (co-fundador de SAVE TAKATA).
El Sr. Okamoto es también Director de la organización SAKURA LINE 311. La creó con otras dos personas y se encargan de plantar flores de cerezo en Rikuzentakata (RT) a lo largo de 170 km., marcando una línea hasta donde llegó el tsunami. Se planta un árbol cada 10 metros, y esta línea que forman, sirve para señalar que fuera de ella, es una zona a salvo para la evacuación ante otro posible tsunami. Realizan plantaciones dos veces al año, en primavera y otoño. Hasta ahora, hicieron 520 plantaciones.
Después de la reunión en el edificio de Kawara, nos preparamos para otro recorrido. Dos de los miembros del equipo del Festival, Junichi Kikuchi y Yuko Kikuchi, tienen la amabilidad de llevarnos en su auto para recorrer ciudades cercanas que también fueron afectadas por el tsunami: Ofunato, en la misma Prefectura de Iwate, y Kesennuma, en Miyagi.
Vamos bordeando el mar con el auto en la ruta para dirigirnos primero a la ciudad de Kesennuma. Durante el viaje, el matrimonio cuenta que lamentablemente perdieron a un hijo durante la catástrofe. A pesar de haber pasado por un momento muy duro, la familia lucha unida para poder salir adelante y ver a su ciudad recuperada.
Es difícil avanzar. La Sra. Kikuchi comenta que aunque muchas personas murieron, y los cuerpos ya no estén presentes, ellos los sienten cerca. Siempre.
El matrimonio quiere hablar sobre lo que pasó para que la gente aprenda de sus experiencias y sepan qué hacer en este tipo de situaciones. Ellos no quieren que a otras personas les pase algo tan terrible. Agregan que es importante para la gente en las casas temporales hablar, estar a su lado, ya que de esa forma no se sienten solos.
Llegamos a Miyagi. Hubo muchas casas en la costa que fueron arrastradas por el agua. Algunos restos de edificaciones en concreto quedaron, pero lo que era de madera fue destruido por el agua.
La Sra. Kikuchi dice que al principio no quería acercarse al mar porque le tenía miedo. “En 4 minutos murieron 1800 personas [en Rikuzentakata]”, dice apenada. Había 24000 habitantes en RT. De las 1800 víctimas fatales, todavía no encuentran a 270. Comenta con tristeza que aunque puedan reconstruir la ciudad, todas esas personas se perdieron para siempre.
Paramos en el área donde quedó varado un barco pesquero en la costa de Miyagi después del tsunami. Se trata del buque “Kyotoku Maru Nº 18”, que fue arrastrado 8 km. tierra adentro. Lo iban a preservar como monumento, pero la mayoría de los residentes se opusieron por los malos recuerdos que les traían. En septiembre de 2013, un grupo de operarios de la organización Ship Recycle Muroran comenzaron los trabajos de desmantelamiento y terminaron a fines de octubre.

El barco pesquero arrastrado tierra adentro en Kesennuma después del tsunami (Foto de M. Laura Martelli G.)
Alrededor del barco se ven escombros de casas. Kikuchi-san nos dice que esta parte de la ciudad era un mar de llamas. Hubo incendios durante cuatro días después del derrame de combustible de una flota pesquera a causa del terremoto y el tsunami.
Subimos nuevamente al auto. Cerca del lugar, Kikuchi-san señala un 7-eleven. Explica que ese konbini se construyó después del desastre. La tienda ilumina el área por la noche. Antes, a la noche, la zona estaba completamente a oscuras.
El Sr. Kikuchi nos dice que ante este tipo de desastres naturales, la gente se sube a sus autos para huir hacia las partes altas de la ciudad. Él dice que es preferible correr porque como todo pasa tan rápido, si uno va en auto, los vehículos se amontonan, y no da tiempo para huir. Muchas personas murieron en el intento de huir con sus autos.
Yendo hacia Ofunato, otra vez en la Prefectura de Iwate, paramos cerca de la costa. Se pueden ver pilas de barcos amontonados que fueron destruidos por el tsunami.
Retomamos el camino hacia Ofunato. En el camino, el Sr. Kikuchi cuenta que cuando pasó el tsunami, ellos pensaron que Dios no existía. “¿Por qué nos pasó algo como esto, si no hemos hecho nada malo”, se dijo después de lo sucedido. Manifiesta que es mejor pensar en el “ahora” porque no se sabe qué puede pasar el día de mañana.
La esposa de Kikuchi-san comenta que nadie imaginó que podía ocurrir un tsunami como el de marzo. Después de ver la magnitud de la ola, creen que pueden venir incluso olas más altas a futuro, y por eso tienen que estar preparados.
El matrimonio explica que lo que suele pasar después de un tiempo, es que la gente vuelva a asentarse en la parte baja porque ahí la vida es más conveniente. Y el problema es que puede volver a ocurrir un tsunami. Esto se convierte en un círculo.
La familia Kikuchi no quiere volver a vivir cerca del mar. No quieren estar ni siquiera cerca de la costa. Después de lo que pasó, cuando ellos se metían en la bañera llena de agua (“ofuro”, en japonés), se les venían imágenes de lo sucedido. No pueden olvidarse de lo que vieron y creen que no van a poder hacerlo tan fácilmente.
Kikuchi-san cuenta que después del tsunami aumentó la gente fallecida por los suicidios. Dice que fue tan terrible lo que pasó, que es difícil hablarlo. Él desea hablar para que la información pueda ser transmitida a más personas y cree que sería bueno que la gente que no quiere hablar, empiece a hacerlo para sacar lo que tienen adentro.
En Ofunato
Llegando a la ciudad de Ofunato se ven construcciones de casas en el mismo lugar donde el tsunami había arrasado las viviendas anteriores. Ambos se sorprenden de que haya gente que vuelva a vivir en ese mismo lugar.
Vamos hacia las tiendas provisionales (“Yatai Mura”) de la ciudad que se construyeron después del desastre. El matrimonio Kikuchi explica que antes de lo ocurrido la zona comercial era un ambiente divertido, alegre, con muchas tiendas y restaurantes donde la gente pasaba un buen rato. Ellos desean que vuelva a ser como antes.
Después de cenar en Ofunato, volvemos a Rikuzentakata. Paramos en un jardín que se lo conoce con el nombre de “Garden of Hope” (“Jardín de la Esperanza”) o en japonés, “Hana no Chikara”. Este proyecto fue iniciado por cultivadores japoneses y holandeses para brindar su apoyo en la recuperación de las áreas afectadas por el desastre, a través de las plantaciones de flores en la Prefectura de Iwate.
Desde el jardín se puede ver parte de la zona baja de RT, alcanzada por el tsunami, y la zona alta. La diferencia entre ambas áreas es notable y ahí se puede presenciar la magnitud del hecho. La Sra. Kikuchi, durante el recorrido, dijo que parecía la diferencia entre el infierno y el cielo.
Está anocheciendo y nos dirigimos al Block 808, un restaurante y café de RT en la zona comercial “Mirai Shotengai”. La última parada antes de emprender la vuelta.