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Kizuna 2020: Bondade e solidariedade nikkeis durante a pandemia da COVID-19

Asociación Okinawense del Perú, 110 años de historia

En 1906 arribaron por primera vez al Perú inmigrantes procedentes de Okinawa. Cuatro años después, formaron lo que hoy es la Asociación Okinawense del Perú (AOP).

Logo de los 110 años de la fundación de la AOP (Asociación Okinawense del Perú)

La pandemia de coronavirus ha echado por tierra la posibilidad de celebrar como se merece el 110 aniversario. Eso no significa, sin embargo, que sus directivos y miembros se hayan quedado de brazos cruzados esperando que la crisis sanitaria se resuelva o mitigue para actuar.

La AOP no paralizó sus actividades por las restricciones derivadas de la cuarentena impuesta por el gobierno del Perú para frenar la expansión del virus. Por el contrario, se ha reinventado haciendo servicios de delivery de alimentos y productos de limpieza para que la gente los reciba en casa, y así evitar su salida a la calle y el consiguiente riesgo de infectarse.

LA INSTITUCIÓN NIKKEI MÁS ANTIGUA

La AOP nació el mismo día de la independencia del Perú, el 28 de julio. Su primer presidente y gran impulsor fue Sentei Yaki, personaje central de la historia de la inmigración japonesa en sus inicios.

Yaki introdujo el tanomoshi en el Perú y tendió una mano providencial a muchos inmigrantes en dificultades—por explotación laboral, enfermedades, barreras culturales, etc.—en el país.

Desamparados en un país cuyo idioma y costumbres desconocían tras huir de haciendas donde sufrían maltratos, golpeados por enfermedades como la malaria, Yaki alojaba a inmigrantes sin techo, les conseguía trabajo, los llevaba a hospitales y, si lamentablemente no sobrevivían, les daba sepultura.

Este okinawense —un hombre “dotado de enorme espíritu humanitario”, según el libro Andando 75 años por los caminos del Perú, editado por Samuel Matsuda— comprendió que los inmigrantes necesitaban organizarse para salir adelante y abogó por la formación de una institución que agrupara a los okinawenses.

Jorge Yamashiro, presidente de la Asociación Okinawense del Perú (foto Asociación Okinawense del Perú)

El actual presidente de la AOP, Jorge Yamashiro, recuerda que la institución fue fundada para “brindar ayuda y orientación a la comunidad okinawense, en el aspecto económico, asi como asesoría legal, además de poder revivir la música y las danzas de Okinawa, entre otras manifestaciones y costumbres”.

Una de las particularidades de la comunidad nikkei en el Perú es que la mayoría de sus descendientes tiene ancestros en Okinawa.

La AOP, la institución nikkei más antigua del Perú, ha acompañado y contribuido al arraigo de la comunidad de origen okinawense en el país, a su lucha contra las adversidades durante la tumultuosa etapa marcada por la Segunda Guerra Mundial, y su reconstrucción y crecimiento en la posguerra. En la década de 1980 estableció un hito con la inauguración de su sede institucional, que fue posible gracias a sus dirigentes y asociados, así como al apoyo de la prefectura de Okinawa y las instituciones nikkei.

SUPERVIVENCIA EN TIEMPOS DIFÍCILES

El local de la AOP tiene campos de fútbol, piscina, auditorio y restaurante, entre otras instalaciones. Desde su apertura, han pasado por él varias generaciones de nikkei para practicar deportes, realizar actividades culturales y artísticas, socializar, hacer vida institucional, participar en matsuris, etc.

Hasta que llegó la pandemia. En marzo, el Perú entró en receso total de manera abrupta. Como hicieron organizaciones en todos los países donde se establecieron confinamientos estrictos, la AOP pasó de las reuniones presenciales a las virtuales a través de Zoom.

¿Qué hacer en este inédito escenario? ¿Qué alternativas tenía la asociación si todo estaba prohibido, salvo las tareas esenciales? De ahí surgió la respuesta: de lo indispensable. Una sociedad puede privarse temporalmente de cine, fútbol, centros comerciales, turismo, etc., pero no de comer.

El personal de la institución, con el liderazgo del gerente general, Roberto Higa, actuó con rapidez para poner en marcha el servicio de reparto a domicilio de artículos de consumo cotidiano, sobre todo de alimentos.

El auditorio Junji Nishime, epicentro de actividades culturales e institucionales, poco a poco se fue transformando en un “gran almacén logístico perfectamente ordenado, con todos los protocolos de seguridad requeridos”, dice Jorge Yamashiro.

“Nuestro personal laboral, compuesto de 24 personas (todos con mucho kimochi uchinanchu) se alinearon entusiastamente con el emprendimiento, y Roberto (Higa) fue planificando y organizando, ubicando a cada uno de ellos, de acuerdo con sus conocimientos y habilidades, en cada una de las etapas adecuadamente, a fin de hacer andar la maquinaria”, revela.

Personal de la AOP que trabaja en el servicio de reparto de alimentos (foto Asociación Okinawense del Perú)

El servicio de delivery de la asociación comenzó en los albores de la cuarentena, cuando esta modalidad de venta aún no estaba muy extendida en Lima o era lenta debido a dificultades logísticas.

“La venta por delivery ha sido la tabla de salvación para poder cumplir de alguna forma con los compromisos que mantiene la AOP”, dice el Ing. Yamashiro.

El servicio no solo ha salvado a la institución. Seguramente también ha salvado a miembros de la comunidad nikkei de caer enfermos. Al principio del estado de emergencia en el Perú, los mercados y supermercados, con horarios restringidos y escasez de ciertos artículos, estaban llenos de gente o las colas para ingresar parecían kilométricas, con lo cual el riesgo de contagio era elevado.

En la venta por delivery de la AOP, negocios de la comunidad nikkei también han encontrado una tabla de salvación. “Pensando siempre en la filosofía de nuestro fundador, el de practicar la ayuda mutua, se fueron convocando a los productores y agricultores nikkei, con la intención de comercializar sus productos. Asimismo, en el tema del reparto, contactamos con transportistas nikkei de servicio escolar, para con la ayuda de ellos completar el círculo virtuoso de la ayuda mutua”, explica el presidente de la organización.

Servicio de delivery de la AOP (Asociación Okinawense del Perú)

El servicio se está ampliando de manera paulatina. Al comienzo, ofrecía artículos básicos, como arroz y verduras. Hoy, también comercializa productos japoneses, como soba, ashitibichi, awase mochi, onigiri, tenpura, kamaboko, etc.

La iniciativa de la AOP forma parte de una mancomunidad de esfuerzos que los nikkei en el Perú están desplegando de manera organizada. La Asociación Peruano Japonesa, a la cabeza de un conjunto de organizaciones nikkei, ha creado la campaña Perú Ganbare para socorrer a los sectores más golpeados por la crisis.

Este espíritu de apoyo mutuo y solidaridad, inculcado por los inmigrantes japoneses, se revigoriza en estos tiempos de crisis. “Con gran beneplácito vemos que las instituciones tutelares de nuestra comunidad nikkei, cada una dentro de sus alcances, están llevando a la práctica la cooperación, la ayuda mutua, dando apoyo a los más necesitados”, destaca Jorge Yamashiro.

“Cada vez más, debemos reafirmar nuestro compromiso con el país”, añade. Compromiso con un país que ofreció a nuestros ancestros la oportunidad de construir una nueva vida y prosperar.

“JUNTA DE SOLIDARIDAD”

Si bien la comunidad de origen okinawense en el Perú está conmemorando los 110 años de creación de su institución matriz y no el arribo de los primeros inmigrantes, las organizaciones son fundadas y están integradas por personas.

Siendo así, el aniversario de la AOP también es motivo para recordar a los okinawenses que cruzaron el Pacífico para trabajar en el Perú. Como los padres de Jorge Yamashiro.

“Nosotros vivíamos en el Callao —en una esquina, frente al mercado central—.Mis padres tenían el negocio de bodega, venta de abarrotes y de productos y comestibles japoneses. Nuestra tienda era uno de los principales puntos de venta adonde acudían la mayoría de los japoneses y nikkei del Callao, inclusive muchos que vivían en la Hacienda San Agustín”, evoca.

El recuerdo de sus padres trae aparejado una modalidad de ayuda mutua que fue crucial para el desarrollo de la comunidad nikkei y cuyo espíritu perdura hasta hoy: el tanomoshi.

Los padres del presidente de la AOP organizaban tanomoshis. Recibían a parientes y amigos en reuniones mensuales que se realizaban en la trastienda. Para la colonia japonesa, estos encuentros eran mucho más que meras interacciones económicas; constitutían espacios de socialización y confraternidad.

Jorge Yamashiro recuerda que en los tanomoshis de sus papás se charlaba sobre una miríada de asuntos—desde lo familiar hasta lo institucional—. Asimismo, servían para “entablar un amplio intercambio de conversaciones, consultas, consejos y opiniones sobre diversos temas de la cotidianidad; seguramente también sirvió para concertar probables matrimonios futuros”.

En los inicios del tanomoshi —“una junta de solidaridad”, como bien se definió en el libro El futuro era el Perú, de Alejandro Sakuda—, inmigrantes okinawenses que trabajaban como meseros, ayudantes de peluqueros o lavaplatos lograron formar un capital que hizo posible que crearan sus propios negocios, un gran salto cualitativo en la vida de los issei. Gracias a Sentei Yaki, fundador y primer presidente de la AOP.

 

© 2020 Enrique Higa Sakuda

Okinawan Association peru

Sobre esta série

Em japonês, kizuna significa fortes laços emocionais. Em 2011, convidamos nossa comunidade nikkei global a contribuir para uma série especial sobre como as comunidades nikkeis reagiram e apoiaram o Japão após o terremoto e tsunami de Tohoku. Agora, gostaríamos de reunir histórias sobre como as famílias e comunidades nikkeis estão sendo impactadas, respondendo e se ajustando a essa crise mundial.

Se você deseja participar, consulte nossas diretrizes de envio. Receberemos envios em inglês, japonês, espanhol e/ou português e estamos buscando diversas histórias do mundo todo. Esperamos que essas histórias ajudem a nos conectar, criando uma cápsula do tempo de respostas e perspectivas de nossa comunidade Nima-kai global para o futuro.

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